Pánico

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Detestaba esa costumbre popular de utilizar la excusa de la muerte inesperada para disfrutar con alegría los períodos que comprenden un ciclo comúnmente llamado "vida". Para qué, si él se creía inerte. Llevaba mucho tiempo esperando algo que no ocurría, sin saber que lo esperaba. No necesitaba sentir, no quería hacerlo; a veces se creía invisible, sin esencia.
Una madrugada recurrió a las palabras de un viejo y frívolo escritor, jamás hubiera imaginado que detrás de ellas se ocultaban los tristes pensamientos de cualquier ser mortal. Pasó algo extraño. Al concluir la lectura notó que sus mejillas estaban húmedas. Tenía algo en su pecho, algo así como un dolor. Un dolor que latía fuerte.
De los 73 años que llevaba viviendo en esa pocilga, ésta era la primera vez que lo notaba. Ya no le eran indiferentes los roedores e insectos que habitaban en su espacio; de hecho, descubrió que ciertas partes de su cuerpo reaccionaban de forma desagradable ante semejante contexto. Creía que algo andaba mal, y desesperó al notar que estaba experimentando la duda, algo típico de un ser mortal. Sintió miedo al ver cómo pasaba por la fase humana de la desesperación ¿Cómo controlaría algo que jamás hubiera imaginado que pasaría? Estaba cobrando vida, eso lo aterró.
Rápidamente notó que él era tan sólo un hombre más, débil y angustiado, y estaba viviendo. Y de eso se trataba. Algo tan efímero como la vida misma consistía en existir, en ser alguien. Y a falta de lo esencial aparecía el pensamiento. No tenía metas, no poseía naturaleza. Y ahí estaba esa eternidad que lo caracterizaba, la eternidad de no haber encontrado su existencia y que ésta haya concluido así.
Algún día lo terminaré, por ahora, son sólo palabras.